Sí, has leído bien. He abierto este blog, a pesar de mi innata pereza, porque creo firmemente que es mi deber soliviantaros a todos para cambiar el mundo. Vaya educación la mía, aún no me he presentado.
Soy Cristina: madre, compañera, periodista, delegada sindical y revolucionaria. Había pensado adoptar el apodo de "madre insumisa", un término acuñado por la socióloga Isabel Aler que me encanta, pero ya estaba cogido. Una lástima. Porque se trata de eso: como personas, como mujeres y como madres se nos exige sumisión, se espera que actuemos conforme a las normas y que no rechistemos.
Pero a mí eso de resignarme no se me ha dado nunca bien, y no es eso lo que quiero enseñarle a mi hijo. No quiero destetarlo porque ya tenga dientes, no quiero que duerma solo en su habitación, no quiero pegarle una bofetada cuando se porte mal y no quiero que me obedezca ciegamente. Tampoco quiero llevarlo a la guardería para que socialice, ni quiero preocuparme por lo que pasará con mi carrera profesional si me reduzco la jornada o si pido una excedencia. No quiero que el dinero, en general, gobierne mi vida y, sobre todo, no estoy dispuesta a perderme los mejores años de mi vida trabajando sin parar.
Reinvindico pues el derecho de madres y padres a criar a sus hijos y el derecho de los niños al amor incondicional de sus padres. Y no pararé hasta convenceros a todos de que no hay nada, NADA más maravilloso que contemplar a tu hijo durmiendo feliz en tu regazo.
¡HE VENIDO PARA HACER LA REVOLUCIÓN!
Soy Cristina: madre, compañera, periodista, delegada sindical y revolucionaria. Había pensado adoptar el apodo de "madre insumisa", un término acuñado por la socióloga Isabel Aler que me encanta, pero ya estaba cogido. Una lástima. Porque se trata de eso: como personas, como mujeres y como madres se nos exige sumisión, se espera que actuemos conforme a las normas y que no rechistemos.
Pero a mí eso de resignarme no se me ha dado nunca bien, y no es eso lo que quiero enseñarle a mi hijo. No quiero destetarlo porque ya tenga dientes, no quiero que duerma solo en su habitación, no quiero pegarle una bofetada cuando se porte mal y no quiero que me obedezca ciegamente. Tampoco quiero llevarlo a la guardería para que socialice, ni quiero preocuparme por lo que pasará con mi carrera profesional si me reduzco la jornada o si pido una excedencia. No quiero que el dinero, en general, gobierne mi vida y, sobre todo, no estoy dispuesta a perderme los mejores años de mi vida trabajando sin parar.
Reinvindico pues el derecho de madres y padres a criar a sus hijos y el derecho de los niños al amor incondicional de sus padres. Y no pararé hasta convenceros a todos de que no hay nada, NADA más maravilloso que contemplar a tu hijo durmiendo feliz en tu regazo.
¡HE VENIDO PARA HACER LA REVOLUCIÓN!
2 comentarios:
me gusta casi todo lo que dices, y sobre todo cómo lo dices. Resulta de una frescura que reconforta. Ojala que le pueda servir a otras personas, incluidos hombres, esa actitud sobre la paternidad.
que suerte que tengas la capacidad de pensar y decidir, que lo tengas todo tan claro aunque te equivoques. Disfruta de tu inteligencia.... y sobre todo de tu hijo.
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