- Lo vas a desgastar de tanto mirarlo.
Manuel le tomaba el pelo cada vez que pillaba a Paula observando al pequeño Iván, que era muy a menudo. Él se metió en la cama y se quedó mirando también la pantalla como un bobo. El feto tenía ya 28 semanas y se movía mucho. Paula se puso triste de repente.
- Ahora estaría sintiendo sus patadas…
Manuel la abrazó.
- No seas tonta. Estamos haciendo lo mejor para él, y pronto lo tendremos en casa. Mira lo guapo que es. Se parece a mí…
Paula no pudo evitar sonreír y apartó a su marido de un empujón.
- Ni lo sueñes, tiene exactamente mi misma nariz.
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