sábado, 4 de diciembre de 2010

El primer pipí

Efectivamente, hoy Leo ha hecho pipí sentado en el váter. Su primera vez, ¡qué ilusión!



Está a punto de cumplir los dos años y de pronto lo veo TAN mayor... Snif.

Estoy muy contenta por cómo ha sido todo. No le hemos presionado de ningún modo, de hecho parecía pronto para intentarlo. Pero como le encanta ir sin pañal por casa, aprovechamos para comprarle un orinal. Allí se sienta cuando vamos al baño su padre o yo, vaya con pañal o sin él. Hace fuerza, como si..., pero por hacer la gracia. Después le compramos un adaptador (bueno, dos, porque el primero no encajaba. ¿Tantas formas de váter hay?). El orinal no dejaba de verlo como un juguete, y si de verdad nos quería imitar era mejor que se sentara como nosotros.

El problema es que hace ya fresquete, y no le dejo correr en bolas por ahí. Si le quito el pañal, le dejo un rato al aire, o le pongo el pijama sin nada debajo. Conclusión: muchos pijamas para lavar. Me avisa cuando se mea, pero siempre después. Yo creo que porque así lo tengo que lavar y puede jugar con el agua. Aún así, los días que lo dejo sin pañal le pregunto si quiere hacer pis y lo siento en el adaptador alguna que otra vez. Sin más. No esperaba que lo hiciera tan pronto, era más un juego que otra cosa, por si sonaba la flauta. Y vaya que si ha sonado...

Creo que parte del éxito lo tiene un cuento que le compró el otro día su padre. Ahora le leo por las noches, porque él me ve leer a mí y se lleva también un libro a la cama. Es para vernos. Primero hojea su ejemplar, como si leyera de verdad, y luego me lo da a mí para que se lo lea en voz alta. Es uno de mis momentos favoritos del día, y eso que a mitad de lectura empieza a pasarme por encima, a saltar o a hacer el ganso.

A lo que iba. El libro del orinal. Dita y Dito son dos cerditos a los que sus papás les compran un orinal con forma de pato porque ya son mayores para usar pañal (detalle que no me gustó nada, por cierto, que cada uno va a su ritmo). Los cerditos se sientan, pero no les sale nada. Hasta que por fin, ¡alegría!, hacen pis y lo que no es pis. Era cuestión de paciencia. A Leo le gustó mucho esa parte y me la hizo leer tres veces. Ahora entiendo por qué.

El caso es que hoy lo he dejado un rato sin pañal, pensando en que el pijama ya está para lavar. Le he preguntado y por supuesto ha querido sentarse en el váter. "¡Pato!", dice Leo. Y le digo "Sí, como el orinal de Dita y Dito". Asiente con la cabeza. Normalmente a estas alturas ya se habría bajado para tirar de la cadena, pero le he dicho "Ya sabes que hay que tener paciencia, como en el cuento". Y de pronto, se mira la cola y empieza a salir un estupendo chorrillo. ¡Albricias! Después le he dado papel, se ha limpiado y ha tirado de la cadena. ¡Bravo por él!

Ha sido emocionante, aunque no sé si esto significa que ya no necesita pañal. De momento creo que no. Ahora que nos vamos de casa le voy a poner uno, y para dormir también. Pero por casa se acabó. A ver cuántos pises y cacas nos toca limpiar del suelo este invierno... Lo que sí tengo claro es que es el fin de una era: la de los pijmas de una pieza, que son un coñazo.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Abandono temprano de la lactancia



Reportaje emtido en Aragón TV, en el que Carlos González (mi ídolo) desmonta una por una las principales "razones" que llevan a las madres a dejar la lactancia antes de lo que ellas hubieran deseado. Mitos como la falta de leche o la leche "aguada" son desterrados de forma inapelable por el pediatra. Porque no hay motivos fundados para destetar, salvo el querer hacerlo.
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